Asco, vergüenza y mala espina

Gerardo Díaz Ferrán

Gerardo Díaz Ferrán

La columna de Ignacio Escolar hoy en Público se titula La decepción Fundescam. Fundescam es una oscura fundación del PP de Madrid, a la que conocidos empresarios donaron un dinero que después fue dirigido, de manera tramposa, a financiar las campañas electorales de Esperanza Aguirre. Precisamente la campaña del tamayazo, ese caso oscuro de nuestra democracia, jamás resuelto, gracias al que la lideresa gobierna en Madrid con mano de hierro y por el que muchos de los implicados están chupando del bote y llenándose los bolsillos con nuestro dinero.

El movimiento de la pasta era claro y meridiano, teníamos todas las pruebas, teníamos todos los documentos que demostraban cómo varios empresarios, encabezados por Díaz Ferrán, habían financiado al PP de Aguirre justo en las vísperas de las autonómicas de 2003. Teníamos también los papeles que probaban cómo ese mismo dinero se desviaba después desde Fundescam hasta los proveedores de la campaña, incluidas las empresas de la trama Gürtel. Por tener, teníamos hasta los justificantes que entregó Fundescam a sus mecenas, con las firmas de estos generosos donantes: Díaz Ferrán, Arturo Fernández, Unión Fenosa, Iberia, FCC… Y así hasta sumar una docena de importantes empresas que después, milagro, obtuvieron más de 300 millones de euros en adjudicaciones de la misma Comunidad de Madrid donde gobierna su patrocinada Aguirre.

Decepción. Esa es la palabra que usa Escolar. Una sensación que irradia de cada una de las palabras de su columna. Tenían todas las pruebas y llenaron muchas páginas con ellas. Todo era “claro y meridiano”.

La percha de la que cuelga su columna, lo que le da actualidad, es la caída de la empresa Seguros Mercurio, propiedad de Gerardo Díaz Ferrán. A través de esta compañía, Díaz Ferrán donó 246.000 euros a la Fundescam de Aguirre.

Se trata de su segunda bancarrota, después de que Air Comet se fuera al garete dejando a decenas de inmigrantes sin el dinero de sus billetes de avión pero con muchas ganas de viajar a sus países de origen por Navidad. Este tipo, que no paga las cotizaciones de sus empresas a la Seguridad Social, que no paga las nóminas a sus trabajadores, que es un desastre de administrador… éste es el jefe de los empresarios. El mismo que tiene la jeta de apoyar la “rebelión” contra el IVA de Aguirre, aunque insiste, sin sonrojarse, en que los empresarios son “fieles cumplidores de las leyes”.

La rebelde, vista por Manel Fontdevilla

La rebelde, vista por Manel Fontdevilla

Pero volvamos a Fundescam. Las informaciones que Escolar y Alicia Gutiérrez firmaron para Público dejaban clarinete que algo apestaba, y mucho, en el PP de Esperanza Aguirre. Justo ayer, en el trabajo, nos preguntábamos: “¿Qué ha sido del caso Fundescam?”. Ni entre tres periodistas especializados en política fuimos capaces de darnos respuesta.

Y dice Escolar:

“¿No recuerdan lo que pasó después? No les culpo. No pasó nada. El PSOE puso una denuncia desganada, la cosa se enfrió, y aquí paz y después gloria”.

Me da asco. Asco porque, cuando se descubre en una falta diez veces menor a la izquierda, la prensa de derechas atiza con 100 veces más de fuerza. Me da vergüenza. Vergüenza de tener una presidenta como Aguirre, que quita el dinero de lo que más falta hace a los ciudadanos, mientras que se lo gasta en propaganda pura y dura para tener una legión de fanáticos ignorantes, que día tras día le imploran en su Facebook para que se convierta en presidenta de España. Y me da mala espina. Mala espina que el PSOE de Madrid no sea capaz de denunciar con la saña que se merece un posible caso de financiación ilegal que les hace competir en inferioridad contra sus adversarios. Porque entonces no queda otra alternativa que pensar que “en todos lados cuecen habas”.

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