Papel mojado

Cada vez que alguien habla de la “crisis del papel”, lo primero que a uno le viene a la cabeza son los problemas del periodismo. ¡Qué ingenuo! ¡Cuánto tiempo perdido por los gurús discutiendo sobre formatos, contenidos y medios de pago! ¡El problema es el material! El papel está herido de muerte. Su valor es nulo y nulo es todo lo que se escribe sobre él. Todo papel nace ya mojado en estos tiempos líquidos, plagados de valores volubles, de los que habla Bauman.

Papel mojado es ya el convenio laboral de los trabajadores de Nissan en Barcelona. En un “ejemplo de responsabilidad” para la prensa liberal, los empleados han rechazado su legítima subida salarial para el 2012 y reducido la de 2013 a sólo el 0,5%. Además, tendrán que aumentar su productividad un 6%. (O sea, “trabajar más por menos”, Díaz Ferrán dixit).

A cambio, podrán construir una maravillosa furgoneta hasta 2024. Luego, ya veremos. Y todo esto en una empresa que en 2009 vendió un 3% más y tuvo unos beneficios de 2.380 millones de euros. Viendo lo que le han hecho al vecino, más le valdría al resto de curritos poner su convenio a remojar.

Igual de empapado que está quedando el programa electoral del PSOE en estos tres últimos años. Aquel “compromiso de sustitución gradual de la energía nuclear por energías seguras, limpias y menos costosas” no sólo va camino de incumplirse, sino que, como niños con cromos, se juega con los sindicatos a cambiar “neutrones por pensiones”.

Chorrea por los cuatro costados el compromiso de crear una Ley de Transparencia, como hemos sabido esta semana, y licuada ha quedado la promesa de una Ley de Libertad Religiosa que implante, de una vez por todas, el laicismo que necesita este país. Ramón Jáuregui, como flamante ministro de Presidencia, ya adelantó en noviembre que la laicidad ni está, ni se la espera. El jueves le faltó tiempo para irse a comer rodeado de sotanas y ofrecer a la Iglesia el “gratis total” de los contribuyentes para la enésima visita de Benedicto XVI.

Y en esto llega el Partido Popular, que este fin de semana se enclaustra en Sevilla para preparar su programa electoral para las elecciones municipales. Por si cabía duda de que el resultado será papel mojado, le dan a Esperanza Aguirre la manguera y le encargan una ponencia sobre “transparencia”. (Sí, la misma persona que dio carpetazo a la Comisión de los Espías y esconde a los madrileños los contratos con la trama Gürtel).

Seguimos con la convención pepera. El miércoles, aprovechando que el Gobierno incumple abiertamente su compromiso, Génova emite un papelajo que reza: «En una democracia avanzada, la transparencia debe ser la regla y el secreto, la excepción, para evitar el peligro de abuso de poder y de corrupción». Un día después, el jueves, le preguntan a Ana Mato cuánto costará la fiesta, y contesta: «No puedo decir cifras, lógicamente. Pero sí que hemos hecho un tremendo esfuerzo de austeridad». Y hay que creérselo.

Pero qué se puede esperar de un partido que creó un Código de Buenas Prácticas para incumplirlo a los dos días… y seguir haciéndolo. En Internet es imposible encontrar “las instrucciones de contratación” sobre el guateque de este fin de semana, a pesar de que sea uno de los 17 puntos obligatorios que se incluyen en ese amasijo de papeles inservible.

Por último, no podía faltar Mariano Rajoy en esta orgía de celulosa inservible. Aunque más que mojado, el papel de Rajoy es de fumar y, por lo visto, aderezado con sustancias psicotrópicas. Si no, no se entiende que, ahora que todo son críticas, el líder del PP asegure que, con la Ley Antitabaco, “nuestra posición final fue de abstención”. A no ser que su partido lo formen los tres únicos diputados que se abstuvieron, Rajoy tiene amnesia o, directamente, miente. O quizás lo que diga el diario de sesiones, incluso ahora que no es de papel, no vale nada. Sólo es verdad lo que dice el líder y Oceanía nunca estuvo en guerra con Eurasia.

Y luego les extrañará que haya ciudadanos y hosteleros que, calada a calada, se enorgullezcan de saltarse la ley.

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